Restaurante Regueiro, una estrella en Tox

Fuimos tras el olfato de la guía Michelin con la que normalmente vamos a tiro seguro. Llegamos a Tox, Restaurante Regueiro, aquí, nos enfrió un poco la reseña del inspector de la guía, deslucida e insípida, nos hacía presagiar un restaurante más, de relleno, sin aspiraciones. La casa con el mismo nombre, dónde dormimos, un sitio limpio, correcto y adecuado para pasar una noche, la administraban los mismos empleados aunque me malicio que eran empresas diferentes. Hasta aquí el guión de una parada de comida y fonda para seguir viaje al día siguiente hacia Gijón.

Un día de viento y lluvia, poca gente y un servicio expectante que protocolariamente nos condujo al comedor y ahí… comenzó el espectáculo! El guía de Michelin ha de volver, porque evidentemente, la primera vez se perdió algo.

La puesta en escena, comandada maravillosamente por el personal de sala, que nos fue sentando, guiando y previniendo sobre lo que iba a suceder; se fue convirtiendo en una bonita sala muy bien iluminada, donde la luz dibujaba los espacios donde comer y los lugares donde se ubican los platos con sencillez y recogimiento para que pudiéramos disfrutar de una experiencia gastronómica con los cinco sentidos.

Una breve introducción sobre los orígenes del chef asturiano que dirige la cocina; una explicación de las señas de identidad del menú que nos propusieron, basado en recuerdos de los viajes a Tailandia del chef, de las influencias de su tierra y de un perfeccionismo estricto en las presentaciones y en las elaboraciones y que en adelante comprobaríamos por qué, por su creatividad, sabor y textura despierta tanta pasión en sus colaboradores.

Vino la elección del vino y, francamente, y para mi sorpresa no conocía ni uno de los vinos, ¡NI UNO! Pero pregunté, y el extraordinario maître mejicano, me regaló una explicación sencilla, técnica y apasionada con la que rápidamente me decidí por un vino italiano, a buen precio que resultó un acierto.

El primer plato fue una berenjena asada y acompañada por una salsa maravillosa y arroz suflado, un plato donde la berenjena parece un foie, dónde los sabores del curry y el tamarindo integran desde el glaseado de la berenjena hasta los cacahuetes y las hojas de curry; y finalmente, un aroma a lima Kéfir da el toque fresco a este extraordinario plato.

Berenjena

En fin, ya metidos de lleno en nuestro objetivo: disfrutar,  vino una interpretación de un pan tradicional de la india, la DOSA (una mezcla semilíquida fermentada de arroz y frijol) en la que fueron descansando unos montoncitos de una masala de tomates aderezados con ensalada y yogur, y brotes que lo adornan. Cuesta explicarlo con palabras, pero al comerlo, sobran las explicaciones, sin más, delicioso, semicrujiente (cuando lo prueben ya me dirán si esta palabra tiene o no sentido!): aire envuelto en textura y sabor

Aquí empezamos a preguntarnos si no nos hubiera valido la pena probar el menú largo, ¡menudo recorrido gastronómico! con sabor hindú en Tox! un pequeño pueblo asturiano cerca de Galicia.

De pronto el Roti, un pan hojaldrado, sobre el que acompañaron un guiso de raya con una extraordinaria expresión de los sabores de aquí y de alli. Se tomaba usando el pan como base y el guiso resbalando por encima, algo perfectamente calculado que permitía comer con seguridad un platazo de pescado para prepararnos hacia la carne.

Y a continuación apareció el cordero, preparado con curry y cocinado en el tandoori, un horno típico de la India y alrededores que cocina a fuego lento y con toques ahumados.

He de decir que ese curry estaba delicioso, con un toque ahumado, el sabor ligeramente picante del curry iba acompañado por un pan naan, también típico de la india.

Ya avanzada la noche, hemos de decir que el ritmo iba muy bien, el vino fluía con profesionalidad como digno acompañante de tan estupenda comida.

Y llegó el siguiente plato: una codorniz engrasada (es decir, alimentadas como una oca y sacrificada cuando toca, cocinada en el Tandoori y que tenía un sabor exquisito y una textura con la humedad adecuada que le proporcionaba su propia grasa que se tradujo en una agradable sensación en boca.

Este plato venía regalado con un pedazo de mango, un chutney de chile, un aire y unos polvos de especias que jugaban a la perfección con el resto de las viandas, ofreciendo como colofón una demostración de la gran cocina que hay detrás de este restaurante y de este equipo. Un plato redondo como antesala a un postre, uno solo en este menú corto, que de corto sólo tiene el nombre, nos asombró completamente.

Un postre hecho solo de leche, y su nombre no podía ser más sugerente: TEXTURAS DE LECHE. En fin, cuatro formas de presentar un simple producto: la leche, un helado, una espuma, una tostada y una torta, en fin un postrazo.

El petit four, un bombón de chocolate con arroz con leche, ¡cómo debe ser y era de esperar!

Sin palabras nos quedamos, así que pedimos un güisqui y entonces nos ofrecieron probar las croquetas con cuya receta ganaron el premio a la mejor croqueta del mundo

Vamos, en mi opinión, primero habrá reescribir la nota de la Guía y probablemente habrá que ir pensando en una estrella.

Tanto talento, tanto en sala como en cocina, está claramente al nivel de una estrella Michelín

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